Seamos claros: no, no se trata de un restyling, sí, la segunda generación del Audi Q5 es completamente nueva y sí, se parece mucho al que sustituye. Hay que decir que el modelo es un éxito de ventas para el fabricante con los anillos y que no quiere alterar una receta que ha demostrado su eficacia. ¿Pero no es un paso atrás el no avanzar?
Lanzado en 2008 y reestilizado en 2012, el primer Audi Q5 es ahora el modelo más antiguo de la gama del fabricante, pero ha cosechado un éxito innegable durante su larga trayectoria.
Presentado en el Salón del Automóvil de París, a finales de septiembre de 2016, se trata de un modelo completamente revisado, desde las llantas hasta las barras de techo, en contra de lo que podría hacer pensar, una línea que no chocará ni a los habituales de la marca ni a los del antiguo Q5 por una originalidad escandalosa, como nos tiene acostumbrados el fabricante. Estéticamente, lo tiene todo de un mini Q7, destacando una disposición similar de los faros y la última versión de la parrilla Singleframe, con su contorno más grueso y su forma hexagonal, añade el concesionario de coches segunda mano Madrid Crestanevada. El conjunto es un poco más prominente, con una mezcla de curvas y ángulos que definitivamente le da más personalidad que el diseño anterior, más suave. Y la vara de medir es el Cx. Cuando salió, el anterior Q5 estableció un récord de clase con 0,33, este lo hace mucho mejor, con 0,30 declarado, lo que es bueno tanto para el rendimiento como para el ahorro de combustible. Otro factor, el peso, influye en estas dos áreas críticas y es uno que Audi no ha pasado por alto: al pasar de la plataforma MLB a la MLB Evo, el nuevo Q5 es de media 90 kg más ligero con el mismo motor y equipamiento.
En el interior, el salpicadero también sigue los cánones estéticos de las últimas producciones de Audi, con un acabado que sigue estando entre los mejores de la categoría, pero el espacio interior apenas ha mejorado, lo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que la longitud total sólo ha aumentado 30 mm, hasta los 4,66 m, incluyendo 12 mm en la distancia entre ejes. Esto aún le permite ofrecer 10 mm más de espacio para las rodillas. A pesar del aumento de 4 mm en la altura, el espacio para la cabeza aumenta 16 mm en la parte delantera, hasta 1.059 mm, y 8 mm en la parte trasera, hasta 998 mm. Esto es mejor que el X3 (1.033 y 994 mm), pero no tan bueno como el GLC (1.064 y 1.005 mm). Por otro lado, el Q5 mantiene la ventaja en cuanto a anchura en el codo, con 1.523 mm delante y 1.500 mm detrás, frente a los 1.483 y 1.458 mm del BMW y los 1.499 y 1.475 del Mercedes. Sin embargo, los tres rivales están casi igualados en cuanto a maletero, ya que todos tienen un mínimo de 550 litros, con el Jaguar F-Pace dominando a los alemanes con 650 litros (sin rueda de repuesto) y el Audi cediendo 50 litros con el respaldo abatido, con 1.550 litros, frente a los 1.600 de sus dos compatriotas y los 1.740 del británico.
Evidentemente, el Audi Q5 2017 aprovecha para llenarse de equipamiento tecnológico con, sobre todo, la llegada del famoso Virtual Cockpit, esa instrumentación totalmente digital compuesta por una pantalla de alta resolución de 12,3 pulgadas, el último sistema multimedia MMI Touch con pantalla central de 8,3 pulgadas (que empieza a quedarse pequeño, ya que muchos fabricantes generalistas lo hacen mejor hoy en día) y pantalla táctil, la amortiguación controlada e incluso neumática, los diferentes modos de conducción del Audi Drive Select, la carga inductiva del teléfono, el control de crucero adaptativo y el asistente de aparcamiento activo. Como siempre ocurre con los fabricantes alemanes, algunas opciones deberían ser de serie desde el nivel de entrada dados los precios que se cobran y el tamaño del vehículo, como la cámara de visión trasera, el radar de proximidad delantero o el aviso de ángulo muerto.
En cuanto a los motores, todo es territorio conocido y los aficionados a la gasolina se encontrarán con una única opción, al menos inicialmente, con un 2.0 litros TFSI de 252 CV y 370 Nm, mientras que el resto de los dieselistas también tendrán un único motor, el 2.0 litros TDI, pero disponible en tres niveles de potencia, 150, 163 y 190 CV. Todos vienen de serie emparejados con la transmisión de doble embrague DSG7 de siete velocidades y la tracción total Quattro, excepto el diésel más pequeño.
Sin embargo, al final el conductor es el menos mimado, ya que el Q5 suaviza completamente la carretera y la dirección, que se siente artificial sea cual sea el modo elegido, no es la más comunicativa. Una buena herramienta para tragar kilómetros por cientos sin cansarse, un comportamiento equilibrado y seguro, pero aún le falta un poco de emoción al volante, como pueden dar por ejemplo los competidores de BMW y Jaguar. Sin embargo, vamos a dar al Q5 el beneficio de la duda en este ámbito, hasta que lo probemos con una suspensión de muelles convencional.